En su forma sólida tiene una textura similar a la de poliestireno espumado y su solidez es parecida a la del vidrio.
Cuando se trata de materiales a tomar muy en cuenta en trabajos de aislamiento térmico, el aerogel –también llamado humo sólido- es uno de los que más destaca. De hecho es importante conocer que dicho material e sus inicios fue usado en la industria aeroespacial y hoy se abre camino en el mundo de la construcción.
Se fabrican utilizando como base sílice, alúmina, óxido de cromo, estaño o carbono. El componente líquido se intercambia por un gas, obteniendo un material sólido de muy baja densidad, unas 15 veces superior a la del aire, pudiendo alcanzar incluso un densidad tan sólo 3 veces superior a la de éste, y una porosidad muy elevada, no inferior al 90%, alcanzando hasta el 99,8%, con un tamaño de poros entre 4 y 20 nanómetros de diámetro, propiedades que le confieren la menor conductividad térmica de cualquier sólido conocido, aunque ésta pueda variar en función del material base utilizado en la fabricación del aerogel.
¿Cómo funciona?
Anula o minimiza los tres métodos de transmisión de calor: la conducción, la convección y la radiación; obteniendo resultados comparables a los aislamientos térmicos habitualmente utilizados en construcción con espesores muy inferiores, del orden de la mitad.
Este material de aspecto traslúcido y de gran rigidez, es capaz de soportar unas cuantas miles de veces su peso propio, pero de gran fragilidad. Mejora esta última condición al mezclarlo con mantas de poliéster, lanas o fibras, que le sirven de esqueleto y disminuyen su fragilidad.
La estructura del aerogel se deteriora en contacto con el agua, pero existen tratamientos que permiten transformarlo en un material hidrófugo, de modo que se consigue un buen comportamiento del mismo frente a la humedad o al contacto directo con el agua, manteniendo a su vez su alta permeabilidad al vapor. Su comportamiento ante el fuego también ofrece altas prestaciones, es incombustible, capaz de resistir temperaturas de 1.200°C.
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