La tecnología y el crecimiento de la población van modificando el comportamiento en el sector construcción. El número de persona va creciendo más rápido que la infraestructura; la economía a nivel mundial se está desacelerando y Latinoamérica es una de las primeras regiones donde está ocurriendo más rápido. Es por ello que se crean nuevos modelos de crecimiento, entre ellos la inversión en infraestructura. El Foro Económico Mundial – WEF indica que la demanda anual de inversión para infraestructura en el mundo asciende a 3.7 billones de dólares. La inversión física representa uno de los objetivos de muchos países, entre ellos México.
De acuerdo con la firma Arcadis, los países con más atractivos para invertir en infraestructura son: Singapur, Estados Unidos, Alemania, Holanda, Reino Unido, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Australia. En un estudio realizado por la empresa de Consultoría PricewaterhouseCoopers – PwC se indica que China liderará el sector construcción y que para el 2025 será el responsable de cerca del 60% de la infraestructura mundial.
Los grandes proyectos de construcción influyen en el nivel de competitividad de los países, bienestar y calidad de vida de los habitantes. Sin embargo, para llevar a cabo este objetivo se deben considerar algunos factores cómo:
Plan de desarrollo de infraestructura: Países como China y Singapur han establecido una visión clara enfocada en la inversión en infraestructura. Las modernas economías deben asignar presupuesto al sector durante un periodo de tiempo, independientemente de factores políticos.
Transparencia: Este debe ser un valor fundamental, aplicado en la fijación de precios, impacto ambiental y la lucha contra la corrupción. En todo el mundo, cerca del 10% y 30% de los fondos públicos destinados a proyectos de construcción se pierden en temas de corrupción.
Arquitectura sustentable: Un punto clave en los proyectos de construcción en la actualidad, la necesidad por implementar procesos de sustentabilidad en cada proyecto es cada vez más urgente. La inversión en infraestructura no solo debe beneficiar a la economía y personas, también al planeta y su futuro.
Una de las estrategias de invertir en infraestructura es que se vendan estos activos e invertir en nuevos proyectos, lo que ayudará a una economía activa. Este comportamiento puede crear un círculo virtuoso de financiamiento.
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