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viernes, abril 12, 2024
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Mansión del Río BOUTIQUE – HOTEL

Reconstruido después  del Incendio Grande de 1.896, es el  barrio Las Peñas el más antiguo de Guayaquil. Al final de su única calle, la Numa Pompilio Llona, se encuentra la Boutique-Hotel Mansión del Río, a pocos pasos de Puerto Santa Ana, la contraparte moderna de la ciudad.
A primera vista llama la atención. Su arquitectura no tiene ninguna similitud con las casas representativas de esa época. La razón es que su primer dueño fue el inglés Saint George Alexander Ashton, apoderado del Central and South American Cable Co., empresa que instalaría la primera línea telegráfica en Ecuador,  y accionista de Cervecería Nacional. En 1.927, Ashton, compró el terreno e importó desde Europa  materiales como hierro, cemento, mármoles y otros elementos de acabados que no se producían en el país, para la construcción de la casa. Su hogar, le ha pertenecido posteriormente a varias familias guayaquileñas, quienes conservaron su particular diseño Neo-Inglés.

A  pesar de ser Las Peñas el barrio turístico de Guayaquil, la zona no contaba con un hotel.  Eso llevó a Roberto Lizarzaburu y su esposa, María Piedad Gardella, administradores de Mansión del Río, a buscar un lugar en el sitio más tradicional de la ciudad. Ambos se han dedicado durante más de treinta años al negocio de las antigüedades. La casa les pareció ideal por su tamaño, tiene tres pisos y terraza, está cerca del río, pero sobre todo, les permite transmitir el concepto europeo de hotelboutique: ofrecer un ambiente acogedor, en un lugar que se destaque por una particular ubicación, servicio y diseño.

Con la asesoría de un arquitecto y de Patrimonio Cultural, iniciaron la restauración de la casa en 2008. La fachada debía mantener sus características originales. Fueron necesarios dos años de trabajo para dejarla en perfecto estado. En el interior se pueden encontrar otros elementos auténticos como las molduras de las paredes, los vitrales, las puertas, las perillas y los lavabos, además de algunos de los frescos que adornan las paredes de los salones principales. Gardella nos comentó, que la decoración, a cargo de ella y su esposo, cuenta con antigüedades francesas e inglesas, todas restauradas por ellos.

“La idea es dar la sensación de que la persona se traslade en el tiempo cuando se encuentre aquí. Llevarlos a los años 20, pero con todas las comodidades de la época actual”.

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