Por: Elena Rendón
ORIENTADORA FAMILIAR
Hoy vemos en los encabezados de los periódicos del país como el “monstruo” de las drogas ha llegado a lugares que jamás nos podríamos imaginar: las escuelas y colegios de nuestros hijos. No se trata de buscar culpables, sino de tomar acciones. Por más tarde que parezca, todos somos responsables de decirles a nuestros hijos lo mucho que queremos mejorar nuestra relación y comunicación. Solo así, iniciaremos una prevención de adicciones y malos comportamientos que, muchas veces, se manifiestan por falta de atención.
Si hay padres que abusan del alcohol y otras adicciones, entonces, ¿cómo pretender que los hijos digan NO a los vicios? Las bebidas alcohólicas no faltan ni en los bautizos. Otra situación frecuente es que muchos corren a la primera tienda que encuentran, para ahogar sus penas en el alcohol. Entonces, tristes o felices, bebemos hasta la inconsciencia. Otro factor influyente es que los hijos pasan mucho tiempo solos en casa. Los padres, muchas veces, están cansados, estresados y descargan sus emociones negativas. Es fundamental que en el hogar haya momentos de cariño, paciencia, y atención.
La gran mayoría de quienes expenden drogas, usan de estrategia hacerse amigos de los chicos que demuestran falta de atención y cariño.
A veces, estas personas están un paso más adelante que los padres en la relación con sus hijos.
Es hora de despertar y asumir con responsabilidad la educación de nuestros hijos en temas como las drogas, el alcohol, el sexo y la identidad de los adolescentes.
