Existe un vínculo directo entre la mala alimentación y el agotamiento. Un estado nutricional deficitario disminuye la actividad de las principales funciones orgánicas, incluido el cerebro.
Los alimentos energéticos producen la energía necesaria para realizar las distintas actividades físicas diarias, sean estas caminar, correr, hacer deportes y mucho más. En este grupo de alimentos nos encontramos con: pastas, arroz, productos de panificación (pan, galletas, etc.), dulces, miel, aceites, frutas secas (almendras, nueces, castañas, etc.), uvas pasas y azúcar.
Cuando la necesidad de energía es mayor, lo mejor es combinar los tres grupos de alimentos: que tienen un gran aporte energético, que favorecen el crecimiento y la formación de masa muscular, y finalmente los que hacen más fácil la absorción de los dos grupos anteriores.
Alimentos ricos en energía
Los alimentos más energéticos son los carbohidratos, como arroz y pastas y sus derivados, los azúcares, los aceites y los frutos secos. Los que intervienen activamente en el desarrollo óseo y muscular son las carnes y pescados, huevos, legumbres y lácteos. Este grupo recibe el nombre de alimentos plásticos o de construcción.
Se llama alimentos reguladores a los que ayudan a asimilar los dos grupos anteriores y regulan el buen funcionamiento de todo el organismo. Dicho grupo lo conforman las frutas, verduras y hortalizas. Un ejemplo de este grupo son los plátanos, que con sus tres azúcares naturales (sacarosa, fructosa y glucosa) producen la energía y cuando se combinan con fibra provocan un aumento de energía instantáneo importante y sostenido.
Dentro de los alimentos que dan energía, están los que son ricos en grasas y carbohidratos. Las grasas son el nutriente que más energía aporta. Los niños pequeños necesitan de grasas porque gastan mucha energía y además porque estas forman parte del sistema nervioso que se está formando, así como de hormonas y tejidos que protegen a sus órganos.
Recuerda:
Los niños pequeños requieren de carbohidratos, los que son el principal combustible del cuerpo y del cerebro. Existen 2 tipos de carbohidratos, los simples (todo lo que es dulce, como el azúcar, las golosinas, miel, pasteles) y los complejos (harinas, pastas, pan, cereales como el arroz, el trigo, el maíz, etc.
