Por: Jorge Lazo – Asesor Financiero
El concepto de inversión suele simplificarse en el argot popular y enmarcarse en la premisa de destinar dinero al inicio de un negocio u operación financiera. Sin embargo, para un emprendedor es necesario matizar el significado de esta palabra. En un sentido más amplio, una inversión es una aportación de capital de trabajo de operación. Esto quiere decir que no habrá, necesariamente, un retorno inmediato de los recursos, ya que estarán destinados a financiar sueldos, gastos administrativos, materiales – o materia prima- e, incluso, pagos a los organismos de control, de ser el caso.
Cuando se incorpora al léxico de los negocios el término inversión, es para referirse a transacciones de corto, mediano y/o largo plazo, inversiones financieras, activos productivos o si, parte de esta inversión, es para incrementar el capital de trabajo.
Los recursos destinados para proyectos de largo plazo, deben considerarse flujos para inversiones. Lo ideal es que el financiamiento que sostenga dicha operación, sea también de largo plazo. De lo contrario, estaremos financiando inversiones de largo plazo con créditos de corto plazo, pagando altas tasas de interés. La ecuación final de este escenario es mantener la operación para pagar créditos… y esto no es un buen negocio.
A la hora de invertir y endeudarse tenga presente:
1) Si su negocio genera suficiente flujo para cubrir su operación corriente actual, antes de la inversión. Es decir, identifique si no está trabajando con créditos de corto plazo (esto merma sus flujos y la economía de su negocio).
2) Si el dinero destinado a la inversión proviene de un crédito que debe pagarse a largo plazo.
3) Si la operación generará gastos adicionales, que a su vez estarán financiados por los ingresos que se obtendrán, a partir de la nueva inversión.
Aprenda a endeudarse. Defina cuándo y qué inversiones hacer.
CLAVES DE ESTE ARTÍCULO:
1. Capital de Trabajo.
2. Inversión de corto, mediano y largo plazo.
3. Flujos de operación del negocio.
