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miércoles, marzo 27, 2024
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ENLUCIDO TRADICIONAL DE PAREDES

El enlucido corresponde al recubrimiento de mortero de cemento, de aproximadamente 2 cm de espesor, que se da a una superficie. Se puede enlucir superficies verticales (paredes, columnas y vigas) y horizontales (losas y contrapisos). Al enlucido horizontal se lo conoce con el nombre de masillado.

 

El propósito del enlucido es dejar una capa lisa y uniforme que cumpla con las siguientes funciones:

 

  • Aumenta el grado de impermeabilidad de la superficie.
  • Proporciona pendiente para escurrimiento de aguas (en masillados).
  • Deja la superficie lista para el recubrimiento final (cerámica, empaste o pintura).
  • Mejora la estética de la superficie (pared o piso).

 

 

 

 

¿Cómo enlucir una pared?

 

Para paredes estrechas de 2 m o menos y elementos delgados (columnas, filos de vanos, vigas, entre otros) es suficiente usar dos codales. Estos se aseguran con vinchas a los extremos del elemento a enlucir, clavándolos o trabándolos, de manera que el filo de cada codal esté aplomado y sirva como maestra para dar el nivel de terminado al enlucido.

 

Para elementos con superficie más extensa es necesario usar maestras de piola. El primer paso consiste en colocar estas maestras de piola en toda la superficie para que guíen y alineen el espesor del enlucido. Otro paso preliminar consiste en humedecer previamente la pared para aumentar el grado de adherencia entre esta y el mortero.

 

Luego de haber fabricado el mortero se comienza a ‘cargar la pared’: se recoge el mortero con pala a 1/3 de su capacidad para luego lanzarlo con fuerza hacia la pared. Es importante lanzarlo con fuerza porque esto crea la primera adhesión con la superficie. El movimiento no debe ser directo hacia la pared, más bien con la intención de esparcir el mortero sobre la pared con un movimiento curvo de la pala o bailejo.

 

Se continúa en esta manera hasta haber recubierto toda el área de la pared. Se repite la operación en capas subsecuentes hasta haber llegado al nivel de terminado. Por lo general, un enlucido debe tener un espesor de 1.5 – 2 cm.

 

 

 

 

Una vez que se ha ‘cargado’ la pared, se empieza a ‘codalear’: usando como referencia las maestras aplomadas en el paso anterior, se pasa el codal por la pared, con movimientos firmes ascendientes y laterales, retirando el exceso de mortero de la pared y rellenando los puntos que faltan con la ayuda del bailejo.

 

En esta etapa cabe mencionar que algunos albañiles tienen la costumbre de lanzar la mezcla de cemento y arena en seco sobre el enlucido fresco para acelerar el proceso de fraguado del mismo. Esta es una técnica que debe ser desalentada, porque ocasiona un fraguado rápido en el mortero, fenómeno que reduce la resistencia final del mismo y conlleva a la aparición de fisuras superficiales.

 

El último paso dará el acabado final del enlucido: con movimientos circulares, se pasa la paleta de madera húmeda sobre la pared hasta obtener un acabado fino y regular de la superficie. Una alternativa para obtener un acabado liso es usar un pedazo de esponja o espuma-flex en vez de la paleta.

 

 

 

 

Fuente: Manual de Obras.

 

 

 

 

 

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