Los accidentes laborales cualesquiera que estos sean, no solo traen como resultado una desgracia para el o los obreros, sino que además repercuten en el pago de grandes indemnizaciones por parte de los contratistas.
La industria de la construcción conlleva una gran variedad de riesgos que varían de intensidad dependiendo de la tarea que se realice, aunque existen muchos recursos para controlar el riesgo de un accidente laboral la OIT señala que es reducible hasta un 80%.
Cuando ocurre un accidente laboral, por ejemplo un obrero que sufre una caída libre y en el peor de los casos pierde la vida, lo que arrastra este terrible accidente es una serie de acontecimientos que implican grandes pérdidas de dinero para la empresa o contratista.
Si el obrero en cuestión, contase con una póliza de seguro esta le cubrirá ciertos gastos como funeral y algún tipo de indemnización a la familia, en caso contrario, los líos son peores porque en muchos países la póliza contra accidentes para el área de la construcción es de carácter obligatorio y pasarla por alto resulta en contra de la ley.
Accidente: lo que ocurre en obra
Al momento del accidente, la obra queda totalmente paralizada el resto de los compañeros del obrero accidentado corren hacia él con el propósito de auxiliarle, en cuestión de minutos se riega la noticia por toda la construcción, por lo cual nadie continua trabajando, esperan a que llegue una ambulancia para así socorrer a su colega. No obstante, si el obrero que sufre el accidente muere, la obra se paraliza totalmente, se espera a que lleguen los funcionarios del Ministerio de Trabajo, lo cual afecta directamente a la productividad y los más allegados a la víctima estarán muy afligidos para continuar realizando su labor.
Ya con el personal del Ministerio en la obra, ellos empiezan a inspeccionar la construcción de forma minuciosa, para conocer realmente si hubo o no negligencia del obrero o si esto tuvo que ver por la falta de medidas de seguridad por parte de los contratistas. Luego d esto llega la prensa, las demandas y no queda más remedio para los constructores que contratar a un abogado (que no es nada barato).
Luego de contratado el abogado, pareciera que todo se ha calmado pero resulta que el accidente ocurrió porque la empresa no contaba con las medidas de protección necesarias contra caída libre y nuevamente se hace un escándalo público, la empresa mancha su nombre, es muy probable que en días siguientes al accidente los obreros consideren que el ambiente laboral no es propicio para desarrollar el trabajo, por lo cual deciden realizar un paro en sus labores afectando a terceros.
Los costos de la muerte de un obrero en el ejercicio de sus funciones pueden ser millonarios, esto depende de la magnitud de la obra y las condiciones en las cuales ocurrió el accidente, pueden llegarle a costar tanto a una empresa que podría caer en la quiebra si se tratase de un accidente de mayor magnitud.
Ahora bien, en definitiva es menos costoso y saludable para una empresa o contratista invertir en planes de seguridad, equipo de protección personal, charlas instructivas, inspectores, ect. que tener que enfrentar un accidente laboral, el dinero que se pierde es considerablemente mayor al que se invierte para salvaguardar la vida de quienes día a día se encargan de impulsar esos grandes diseños que proponen las modernas ciudades.