Guayaquil ha evidenciado, en los últimos años, cambios significativos en su infraestructura e imagen. Gran parte de sus habitantes e, incluso, quienes la visitan, no solo se admiran de sus instalaciones turísticas, sino también de los niveles de habitabilidad y confort que ofrece su moderna visión de arquitectura, la que ha sido puesta en práctica en importantes proyectos de regeneración urbana, dirigidos por el arquitecto Douglas Dreher.
Dreher dice ser un hombre sencillo y un profesional apasionado por el bioclimatismo, tendencia arquitectónica que ofrece ventajas importantes como ahorro energético, menor impacto ambiental y mayor comodidad. Su experiencia como Coordinador General de Arquitectura en los proyectos de Regeneración Urbana de Guayaquil y de Coordinador General de Arquitectura Malecón 2000, le han dado la satisfacción de ayudar a que resurja la idea “ciudad” como un lugar para disfrutar, aprender y vivir, y no únicamente como un lugar para hacer dinero.
Arquitectura bioclimática
El recurso bioclimático aplicado en la arquitectura, según nos indica Dreher, busca lograr la máxima comodidad dentro de una edificación, con el mínimo gasto energético. Para conseguirlo, se aprovechan las condiciones climáticas del entorno, transformando los elementos climáticos gracias a un diseño inteligente.
“Entre los principales recursos bioclimáticos destacan la orientación correcta para captar luz y vientos, las perforaciones en lugares ideales para permitir ventilaciones cruzadas y salidas de aire caliente, y la colaboración con la naturaleza”, dice.
Vivienda Bioclimática
Provincia de Santa Elena, nos encontramos con la denominada ´Vivienda Bioclimática’, obra de nuestro arquitecto invitado. Como su nombre lo indica, en ella se aplicaron conceptos de bioclimatismo, aprovechando una ubicación privilegiada en las colinas de la cordillera Chongón – Colonche.
El diseño, según comenta Dreher, se basó en satisfacer las necesidades de una joven pareja, que valora la naturaleza como calidad de vida. Para conseguir el equilibrio entre lo funcional y lo estético, se tuvo en cuenta la relación de la edificación con su ubicación y entorno natural. Por lo tanto, elementos como el paisaje y el clima fueron preponderantes.
“El diseño propone una fusión entre lo contemporáneo y lo rústico, donde el discurso minimalista es imprescindible en la conjugación de formas y espacios, de modo que los volúmenes adquieran su propio significado e identidad. La naturaleza es el primer y único ornamento”, comenta Dreher.
La utilización de materiales ecológicos y la instalación de sistemas energéticos autosuficientes; además de lograr una temperatura cómoda, sin necesidad de sistemas mecánicos, son características imprescindibles en este tipo de viviendas.
Se priorizó el uso de materiales de la zona como la piedra caliza, utilizada en muros de contención y revestimientos, así como bloques de arcilla cocida para mamposterías. En el caso de la madera, esta se produce en bosques de explotación sostenible en la región andina.
Para conseguir los mejores niveles de temperatura, los ambientes de la casa están provistos de buena altura. Además, las cubiertas diseñadas con desniveles, permiten la salida del aire caliente acumulado en el interior, a través de celosías de vidrio ajustables. La mayor parte de la superficie está ocupada por ventanas que permiten el ingreso del viento, mientras que aire caliente sale por ventanas altas ubicadas en todo el perímetro.
“Los niveles de confort y la habitabilidad de los espacios arquitectónicos no están dirigidos a ningún mercado o estrato social, porque todos los ciudadanos merecen los mismos niveles de comodidad”
Douglas Dreher, Arquitecto
¿Cuánto cuesta implementar el bioclimatismo en la arquitectura?
