Escrito por: Sr. Alex del Rio, docente de la materia de Fundamentos del Diseño del Instituto Eurodiseño.
Si bien es cierto que el entorno objetual está tan íntimamente relacionado con nuestra cotidianidad, a tal extremo que se ha convertido prácticamente en extensiones de nuestro cuerpo, esta conexión extrema lo lleva a mimetizarse frente a nosotros, olvidando la importancia de la maravillosa interrelación del sujeto con el objeto, e incluso, ciertos grados que ya se pueden llamar… dependencia.
Por esta razón y como un ligero reconocimiento a la valía objetual que el diseñador debe darle a este testigo de vida y compañero del entorno, recordemos una de las más interesantes clasificaciones que se pueden dar sobre ellos, la que nos ayudará a valorarlos y entenderlos mejor, leamos:
El utensilio: Es un objeto con una forma especializada para un requerimiento puntual (sea esta forma descubierta o lograda) y en la mayoría de los casos elaborado en un solo material, al que hay que darle fuerza, dirección y sentido.
La herramienta: Es un objeto con una forma especializada para un requerimiento puntual (más lograda que descubierta) y elaborada en dos materiales, uno para facilitar la labor y el otro para facilitar su manipulación, pero que al igual que el utensilio hay que darle fuerza, dirección y sentido.
La máquina: Es un objeto con una forma especializada para un requerimiento puntual y elaborada con varios materiales, pero que posee un mecanismo sea engranado o impulsado por energía, el cual disminuye considerablemente la fuerza pero igual debe de dársele dirección y sentido.
El autómata: Es aquel objeto que está integrado en su totalidad para cumplir un requerimiento puntual, al cual solo hay que encenderlo programarlo y apagarlo.
Busquemos a estos amigos objetuales, recordando que los objetos son objetos y el diseño es lo que lleva a esos objetos.
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