Desde que se ha venido retomando las actividades de construcción en el país, la mayoría de obras que se paralizaron por la pandemia ya están trabajando o próximas a hacerlo, el COE Nacional o Cantonal cumple con exigir protocolos, auditorias y controles cuando las obras van a arrancar y todas cumplen, y la pregunta que nos hacemos ¿qué viene después?
Es preocupante ver que en algunas obras e industrias ya se han olvidado de las medidas de seguridad, es como si una vez que les dieron los permisos para operar de nuevo ya cumplieron y ahora vamos a trabajar sin preocuparnos del COVID-19. He visto obras donde se invirtió en lavamanos al ingreso, mascarillas para los trabajadores, ahora los lavamanos no tienen ni jabón, ni toallas desechables, las mascarillas de los trabajadores están en muy mal estado.
No toda la culpa es del empleador porque al final el que usa y hace funcionar los insumos de la obra son los trabajadores, ellos deben solicitar las reposiciones de insumos por su propio bienestar. Se observa muchos trabajadores que usan mal la mascarilla cubriendo solo la boca y no la nariz, o simplemente no usan la mascarilla por diversas razones como: me incomoda, me da calor, no me escuchan al hablar, no puedo hablar, ahora si se enferman pueden contagiar a sus familias, a sus compañeros y amigos y puede tener un final fatal.
Es un tema que no podemos dejar pasar por alto y hago un llamado de atención a todas las obras de construcción, que empezaron como plan piloto para la reactivación económica post pandemia, deben poner el ejemplo a las demás industrias de que si se puede trabajar de manera correcta sin que hayan más contagios pero depende de la colaboración y responsabilidad de todos.
Esto aún no termina, no podemos bajar la guardia, hay que ser responsables y mantener las medidas de bioseguridad y cuidado personal que venimos manejando para salir de esto todos juntos.