Por: Dr. Jaime Argudo, Presidente de Argudo y Asociados S.A.
El imaginario social favorece el uso de los sistemas tradicionales por considerarlos de “mejor calidad” y sinónimo de “progreso”.
No obstante, la construcción en seco tiene muchas ventajas respecto a la construcción húmeda, entre las que se destacan: la rapidez y limpieza de su construcción; su flexibilidad para modularse y adaptarse con mínimo desperdicio de materiales a construcciones nuevas y existentes; y, su menor peso, lo que reduce masa y cargas sísmicas. Se analiza su construcción en el ámbito de las viviendas de interés social (VIS).
El uso de pórticos de hormigón armado con mampostería no-reforzada de relleno (PHA) en VIS, produce estructuras con comportamiento sísmico controlado por la mampostería. La rigidez de la mampostería es mayor que la de los pórticos; como puede ser también su resistencia, cuando las paredes son gruesas y la estructura no es robusta. En el momento en el que ocurre un terremoto, la mampostería toma la mayor parte de la carga sísmica y sólo agrietándose, pierde rigidez y resistencia, para transferir carga sísmica significativa a los pórticos.
El sistema tradicional PHA no es eficiente. Se tiene como alternativa los pórticos de acero combinados con muros secos (PAMS) no estructurales, los muros de mampostería reforzada con acero (MMRA) de construcción húmeda; y, los muros secos con cerchas estructurales (MSCE) diseñados para resistir cargas sísmicas y de gravedad, fabricados mediante ensamblaje de cerchas de perfiles de acero liviano o madera estructural y revestimiento de paneles de fibrocemento o yeso. Dado que las cargas sísmicas no controlan el diseño de las estructuras livianas de 1 o 2 pisos, el diseño estructural de las VIS con muros secos, queda primariamente determinado por la magnitud de las cargas muertas y vivas del piso y la cubierta.
