Es un término proveniente del latín coopercus, las cubiertas protegen a las construcciones de los fenómenos meteorológicos. Desde tiempos muy remotos los tipos de cubiertas están relacionadas con el clima del lugar, tradicionalmente se distinguen dos formas fundamentales: las planas y las inclinadas, estas últimas son más utilizadas en climas lluviosos porque desalojan el agua por gravedad; las planas son más propicias para climas secos, además este tipo de cubierta suelen ser transformadas en terrazas que a su vez pueden ser techadas de diversas formas, tales como pérgolas, toldos articulados o de vela.
Las mejoras en los sistemas estructurales y de impermeabilización permiten el uso de las cubiertas planas en climas lluviosos, si ésta es de grandes dimensiones conviene dividirla en secciones con un tamaño menor a seis metros tanto en largo como en ancho y además dotarlas de pequeñas pendientes que aseguren un buen desagüe hacia el drenaje previsto.
Desde la época neolítica, el hombre, usaba cubrir ciertas edificaciones, funerarias y de viviendas, con vegetales. En la Región Oriental en Ecuador, la arquitectura vernácula, para la construcción habitacional, utiliza materiales del entorno circundante, con especies de bajo costo.
Los sistemas constructivos actuales promueven el uso de Cubiertas Vegetales o Techos Verdes, definidos como vegetación creciendo sobre la cubierta de un edificio (Coffman, 2007; Chenani, et al., 2015, Gavilanes 2015) con múltiples beneficios ecológicos para el medioambiente urbano, como reducción del CO2 del aire, liberación de oxígeno, aislamiento térmico, retención de aguas lluvias, ser hábitat para la vida silvestre.
Estos techos tienen vegetación en su superficie en forma total o parcial, por tanto, se debe confirmar que la estructura del edificio tenga las condiciones necesarias para soportar el peso extra producido por el sustrato saturado en agua y el de las especies sembradas. Para protección de la edificación se colocan múltiples capas que cumplen funciones específicas y son de diferentes materiales y texturas. Según la profundidad del medio de cultivo, los Techos Verdes se clasifican en:
- Extensivos: espesor del sustrato de 3 – 15 cm, se deben usar plantas nativas, de poca altura, con capacidad de recubrimiento, resistentes a sequía o heladas y de fácil regeneración.
- Intensivos: requieren un refuerzo estructural por ser diseñados tipo parque. Espesor del sustrato de 50 – 100 cm, las especies vegetales recomendadas no deben sobrepasar los tres metros de altura (pueden ser una combinación de herbáceas, arbustivas o palmas de poca altura).
- Semi-intensivos: espesor del sustrato: 15 – 50 cm, se recomienda usar especies que en tamaño adulto no superen el metro de altura.
En muchas ciudades se han establecido normativas para la implementación de Techos Verdes.
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