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miércoles, abril 24, 2024
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Hablando de sexo con nuestros hijos

Es importante tener la información adecuada para cuando llegue el momento de conversar sobre las inquietudes sexuales con los hijos. Dialogar con naturalidad, sin mentir y sin inventar historias como la de la cigüeña, ayudará a que no se sorprendan cuando escuchen a sus amigos hablar del tema.

Si nosotros les transmitimos a los niños la sexualidad como algo negativo, incluso con el comportamiento no verbal, les estamos diciendo que el sexo es malo. A continuación, les daremos algunas pautas de cómo hablar de sexualidad con sus hijos dependiendo de la edad que tengan:

 

 

Primera infancia (0 – 2 años)
Conductas habituales:

  • Descubrimiento y exploración de su cuerpo y sus genitales.
  • Placer al estar desnudos.

Formas de abordar:

  • Usar lenguaje sencillo y exacto para nombrar partes del cuerpo.
  • Permitirles estar desnudos reconociendo su cuerpo.

 

Infancia temprana (2 – 5 años)
Conductas habituales:

  • Interés por el cuerpo de los otros. Curiosidad por los senos de la madre o el pene del padre.
  • Dudas sobre reproducción humana.

Formas de abordar:

  • Responder sin escandalizarse y con lenguaje sencillo, sin dar detalles innecesarios.
  • Aclarar las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres más allá de la genitalidad.
  • Reaccionar con naturalidad ante la auto-exploración de sus cuerpos y mostrar el sentido de la privacidad de sus órganos sexuales.

 

Infancia intermedia (5 – 8  años)
Conductas habituales:

  • Compartir descripciones sobre la reproducción humana.
  • Curiosidad sexual entre pares del mismo o distinto sexo.
  • Masturbación ocasional.

Formas de abordar:

  •   Explicar a los niños los conceptos básicos de reproducción. Partiendo por chequear qué es lo que los niños entienden o qué es lo que han conversado con sus amigos.
  •   Dejar abierta la posibilidad de que los niños planteen sus dudas.

 

Segunda infancia (9 – 12 años)
Conductas habituales:

  • Masturbación: cambia la naturaleza (sentido de placer más que de relajación) y la frecuencia.
  • Preocupación por la apariencia física, a veces, excesiva. De ser exagerada se debe tener mucha precaución de no caer en trastornos alimenticios como la anorexia y/o bulimia.
  • Interés por el sexo opuesto.

Formas de abordar:

  • Clarificar y anticiparles los cambios asociados a la pubertad.
  • Es importante enfatizar en el carácter amoroso de las relaciones con el sexo opuesto y en el sentido afectivo de las aproximaciones físicas.

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